domingo, 28 de julio de 2013

En respuesta a la tormenta

Una vez pasé algunas dificultades en mi vida. Pero no fue uno de los problemas comunes como la recepción de los bajos salarios o haber vivido una infancia humilde. Digo comunes porque, como latinoamericanos que somos, sabemos exactamente lo que ES pasar por esas cosas. Era una de esas etapas de la vida que todas las áreas de nuestro existir  se ven afectadas por una crisis. Cuando esto me pasó a mí, lo primero que noté fue que no me gusta sufrir.

Bueno, esto no es un descubrimiento de los más inteligentes. Después de todo, todo el mundo sabe que nadie quiere sufrir. Pero cuando la pimienta se cae en nuestros ojos, es que entendemos, de verdad, cuánto el sufrimiento es desagradable. Entonces viene la pregunta inevitable: ¿Pero por qué tenemos que sufrir? Mira, esta es una pregunta que busca ser respondida desde que la humanidad empezó a vivir sobre la tierra. No me propongo responder a ella. Pero, como soy alguien que también sufre, como mis lectores, podemos simpatizar y tratar de conseguir en estas líneas, no una respuesta, sino una fuerza, estas fuerzas que los amigos dan el uno al otro.

Si el sufrimiento llamó a su puerta, recuerde que todos sufren, cada uno a su manera. Me recuerda las palabras del poeta brasileño Octavio Francisco:

"El que pasó por la vida en una nube blanca
Y en plácido descanso durmió;
El que no ha sentido el frío de la fatalidad;
El que ha pasado por la vida sin sufrimiento;
Spectrum era de hombre, no era hombre -
Solo pasó por la vida, no la vivió".

También es importante recordar que el dolor puede ser útil para algo. El escritor Eckhart Tolle dice en uno de sus libros: "Uno de los muchos supuestos erróneos del ego, uno de sus pensamientos más ilusos es ‘Yo no debería tener que sufrir’." Según él, el sufrimiento tiene un propósito noble para hacernos evolucionar y reducir nuestro egoísmo. Pero la verdad es que algunas personas son derrotadas por sus problemas. ¿Dónde está la evolución en estos casos?

A menudo esta es una cuestión de cómo estas personas responden a los retos que se plantean. Un proverbio bíblico advierte: "Si ere flojo em el dia de la angústia, tu fuerza será reducida." ¿Cuál es tu reacción ante el sufrimiento? ¿Has dicho "Yo no debería estar sufriendo" y esperas que las cosas se resuelvan solas? ¿Qué respuesta les dará a las circunstancias? Del filósofo griego Epicteto: "No podemos elegir nuestras circunstancias externas, pero siempre podemos elegir cómo responder a ellas."

Si tengo que pasar por el día de la angustia, no quiero ser flojo. Sé que las cosas son mucho más difíciles en la práctica, pero la mejor respuesta para lo que no sabemos cómo responder es el coraje. Alguien ha llegado a decir que sin coraje, todas las demás virtudes pierden su valor. Y recuerda que nadie es demasiado importante hasta el punto de no tener que sufrir. Y nadie llega a ser importante sin haber sufrido. Después de todo, ¿podrían tener fama los grandes navegantes si no hubieran severas tormentas?

(Texto publicado originalmente en el periódico Diário do sudoeste da Bahia). 

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